Cuando sentimos malestar en nuestro cuerpo, es común asociarlo con términos como “inflamación” y “dolor”. Sin embargo, es importante comprender que si bien inflamación y dolor están relacionados son procesos distintos en el cuerpo y requieren enfoques diferentes para tratarlos efectivamente.

La inflamación  es la reacción natural del cuerpo a una lesión, infección o herida que se caracteriza por enrojecimiento, hinchazón y dolor en la zona afectada. También existe la inflamación crónica, que persiste durante un período prolongado de tiempo lo que puede ser perjudicial para la salud y contribuir al desarrollo de otro tipos enfermedades.

El dolor  es una sensación desagradable, una señal de advertencia en la que el cuerpo te dice que algo no está bien y necesita atención. El dolor puede ser físico o emocional, puede ser agudo o crónico, se manifestarse de diversas formas, como punzadas, ardor, dolor sordo o dolor pulsátil. Una dieta equilibrada juega un papel fundamental para prevenir de enfermedades y reducir la inflamación en el cuerpo. Los alimentos que consumimos no solo nos proporcionan energía, sino que también son la base para mantener un sistema inmunológico fuerte y un estado de salud óptimo. Una dieta rica en frutas, verduras, proteínas y grasas saludables, suministra al cuerpo los nutrientes esenciales que necesita para funcionar correctamente. Estos alimentos están cargados de vitaminas, minerales y antioxidantes que ayudan a combatir los
procesos inflamatorios y fortalecen las defensas del organismo contra enfermedades.